Guarismo del ocho abre una nueva sección, “Anécdotas Taurinas”, con la colaboración de Luis Muñoz, totalmente altruista, que pretende compartir las historias más taurinas con los aficionados y seguidores de este portal.

El primer toro matado en las calles de Madrid fue el llamado “El de la calle del toro”. Es el primero del que se tiene noticia, fue un morlaco alanceado en unas fiestas reales por el propio Rodrigo Díaz de Vivar “ El Cid Campeador “ junto a la plaza de la Paja. Parece ser que la cabeza disecada del astado se colocó en una calleja próxima y cada día al anochecer, a la hora en que había muerto el toro, un potente mugido salía de la cabeza provocando el susto y el estupor de los transeúntes. 

El segundo fue el llamado “El toro de Antonio Sánchez”. Antonio Sánchez, tabernero de la inigualable taberna que lleva su nombre, torero y pintor, acudió a la plaza de Tirso De Molina, que por aquel entonces recibía el nombre de plaza del Progreso, para lidiar un toro escapado. Lo siguió hasta la plaza de la Cebada y allí dio cuenta de él con solo dos pases y estocada. La multitud allí congregada le entregó la oreja del toro y lo llevó a hombros hasta la plaza de Cascorro. 

El tercero fue el llamado “Toro de la Gran Vía”. Un toro llevado al Matadero de Legazpi se escapó y se coló en la Gran Vía, causando varios heridos. Pasaba por allí el torero Diego Mazquiarán Fortuna, que se quitó el abrigo y estuvo toreando a la res. Fortuna, que vivía muy cerca, pidió que fueran a su casa y le llevaran un estoque, abrigo y espada en manos. Propinó una gran estocada que hizo rodar al morlaco. Fortuna recibió la Cruz de Beneficencia. 

El cuarto fue el llamado “El toro de Atocha”. Un toro escapado llegó a la glorieta de Atocha causando un herido grave y varios leves, no había ningún torero por allí, y fue un guardia civil quien montado en un taxi persiguió al astado hasta poderlo abatir de un certero tiro. El guardia civil fue galardonado con la Cruz del mérito Civil. 

El quinto fue el llamado “El toro de la plaza de España”. El matador de toros Luis Segura tuvo la mala ocurrencia de soltar un toro en la plaza de España, fingiendo que se había escapado, para lidiarlo allí mismo y ganar notoriedad en los medios de comunicación. Lidio y mató al astado, pero se supo que todo había sido un montaje publicitario, acabando el torero en la cárcel.

FOTO: MEMORIA DE MADRID-BIBLIOTECA DIGITAL / COLECCIÓN  LUIS MUÑOZ