domingo, 28 de abril de 2024

Ismael Martín, triunfador del Circuito de Novilladas Sin Picadores de Castilla y León

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  

La Final del Circuito de Novilladas Sin Picadores de Castilla y León se cerró con cinco orejas y cuatro novillos de buenas cualidades que permitieron la expresión y la verdad. Una final muy ajustada en la que Sergio Rodríguez, Ismael Martín y Daniel Medina estuvieron muy a la par. El máximo inconveniente fue el viento, que soplaba con fuerza al inicio del festejo, además, hay que añadir que los novillos fueron especialmente complicados, con muchos matices y teclas, las cuales había que explotar. Las buscaron y las encontraron, con toros encastados y de mucho poder que exigían en cada momento, de este modo supieron sobreponerse y sacar partido a sus respectivos lotes. El tercer clasificado fue Daniel Medina; Sergio Rodríguez, el segundo e Ismael Martín el primer clasificado.

Abría la tarde “Señorito”, al que Sergio Rodríguez recibió en su capote estirándose a la verónica, aunque también lidiando con el viento. Empezó la faena de rodillas, sometiéndole por abajo, tirando del novillo, exigiéndole. Le perdía pasos  y retomaba, sin embargo, el viento seguía siendo una dificultad añadida. El animal metía bien la cara, humillando, acomodado a la mano a media altura, pues los muletazos bajos deslucían, pisaba la tela y los desarmaba. Tenía empaque, toreando con criterio e intención. El viento hizo inviable la faena. Recurrió al pico de la muleta, haciendo pesar la tela, jugando a su favor y añadiendo su sello. Sacó calidad, despaciosidad y profundidad. La estocada fue defectuosa.

Al segundo de la tarde “Goloso”, Ismael Martín lo recibió genuflexo en la tela, con la rodilla en tierra, abriéndole el compás, sacándolo a los medios. Se lució meritoriamente en el tercio de banderillas, dejando pares muy ajustados y en el sitio. Al animal, descompasado y pegajoso, hubo que ralentizarlo con suavidad, sin exigirle ni llevarle la contraria, quedándose corto. Inicio la faena también genuflexo, intentando abrirle y siempre sacándole a los medios. Le desarmó el encastado, pero noblón novillo de Rodríguez Espioja. Tenía muchas teclas, no era sencillo, lo llevó con mucha delicadez, sin encontrarle el compás, no estaba cómodo, le tocaba la tela y descomponía la voluntad de Ismael Martín. Hizo un intento por acompañar su embestida, ajustándose a las exigencias del astado. Se tiró a matar con mucha verdad. 

Daniel Medina recibió a “Relojero” con una larga afarolada, firmando una declaración de intenciones en su saludo. Tanteándolo por ambos pitones comenzó los primeros compases de la faena, toreando en línea, al tiempo que lo sacaba al paso hacia los medios. Sabía que tenía opciones, así que decidió cuidar su embestida, guiándola, esperándole y llevándole muy despacio. La muleta muy plana, la mano a media altura y el tiempo conjugaron series muy completas, dotadas de calidad y determinación. Se enroscó con él, sin dejarle sitio, toreando muy encima, llevándolo muy ligado, dejándole la franela en el morrillo. Alargó en exceso la faena y le costó ejecutar la suerte suprema.

“Lebrijano” marcaba el ecuador del festejo en manos de Sergio Rodríguez, le costó encelarlo en  el saludo capotero, salía suelto. Comenzaba el último tercio, esperándolo genuflexo, probándolo por ambos pitones, citándolo con un buen toque fijador que lo encelara en el muletazo. Le costaba atender a las exigencias de Sergio. Lo llevó hasta los medios y decidió ejecutar una tanda sobre el pitón derecho, respetando el tiempo y el sitio, toreándolo con mucha verdad, citándole con el pecho y la muleta plana, se la dejaba arrastrar, jugando con los vuelo en mitad del natural, tirando del animal y devolviéndole al muletazo. Había que cruzarse, salía con la cara alta y sin clase, desluciendo la Tauromaquia de Sergio. Lo terminó toreando en el tercio, también por el derecho, bajándole la mano y volviéndose cruzar, mostrándose, con mucha verdad. Terminó siendo prendido, sin aparentes consecuencias. Falló con la espada y recurrió al descabello.

Ismael Martín recibió al cuarto del festejo estirándose por verónicas. La faena se inició en el tercio, aprovechando la inercia y movilidad del astado. Lo abrió, dándole amplitud al natural, sin quitarle la muleta de la cara. Se quedaba corto, así que a pesar de que este acortara su embestida, quiso llevarlo en corto, encontrado el compás al que llevarlo. Acompasó la embestida y la suavizó, ralentizándola, pasaba arrastrando sosería, así que intentó llevarlo hacia los adentros, en busca de un lucimiento que solo aportó el espada. Hubo ganas, aprovechando los escasos matices que este le regalaba. Lo cuadró y logró meter la mano con mucha habilidad, pero tuvo que recurrir al descabello.

Cerraba la tarde un novillo buscón y reservón, que echaba la cara abajo que protagonizó un saludo breve en las manos de Daniel Medina. Lo recibió en la muleta genuflexo, de nuevo esperándole, muy quieto, con mucha calma. Cuando el novillo se arrancaba este lo hacía con fuerza, había que templarlo, para suavizar su embestida. Se decantó por el pitón derecho, sometiéndolo, obteniendo la respuesta de un astado con movilidad pero abstraído. Había que dejársela puesta, solo que tenía los muletazos contados, así que las tandas se convertían en un tira y afloja continuado. Consiguió encontrar el ritmo, con técnica y determinación, pero este acortaba y se echaba encima. Una Tauromaquia muy estilizada, parando el tiempo, sometiendo a un astado que pasaba por alto, cambiando los terrenos y que no paraba de imponerse. Soltaba la cara alta, lo desarmaba, se rajaba, trasmitiendo sosería y dejadez. Dejó algo más de media estocada en el sitio.

Medina del Campo. Novillos de Rodríguez Espioja para Sergio Rodríguez, oreja y silencio; Ismael Martín, oreja y oreja; Daniel Medina, oreja y oreja.

Foto: Castilla y León Televisión

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