miércoles, 1 de mayo de 2024

El valor y peligro sordos

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  

Diego San Román y El Rafi cerraban las novilladas del fin de semana en Herrera del Duque, un último y tercer festejo en el que se derrochó un valor sordo que se presuponía ante las adversidades de los de el Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto. Se repartieron un total de seis orejas ante la sosería y mansedumbre de los novillos. Se quiso y se pudo sacar faenas de mucho mérito, en las que el concepto y personalidad quedaron en evidencia. Los novilleros piden paso a un escalafón superior. Si hay que desatacar a un astado es al segundo de la tarde, en manos de El Rafi, al que le cortó dos orejas y recibió su merecida vuelta al ruedo.
Diego San Román abría la tarde con “Orfebre”, al que frenó intentando suavizar una embestida desmedida, que necesitaba temple, sin dejarle tiempo para pensar, ganándole el paso. Muy pausado ante un toro que medía mucho, quiso iniciar la faena. No había intención de ligazón por parte del astado. San Román le buscó las opciones, pero tuvo que ajustarse, derrochando seguridad, dejando que los pitones rozaran su muslo y su pecho. Se quedaba corto, no quería pasar, así que el espada intentaba sacarlo en largo, ampliando la embestida, tomándolo muy abajo, acortando distancias. No pudo evitar que se le viniera por dentro. El valor y peligro sordo marcaron la faena de Diego. En suerte contraria hundió un acero trasero, pero acertado.
El Rafi recibió a “Engosillo”, un novillo al que dejó correr para después estirarse a la verónica hasta sacarlo al paso hacia los medios, luciéndose y derrochando variedad. Inició la faena de rodillas, en los medios, con pulcritud y verdad. El trazo de El Rafi salió a relucir en la primera serie, que con mucha suavidad, aprovechó con un concepto muy personal, las buenas condiciones que derrochaba el segundo de la tarde. Tenía un buen tranco y movilidad, aunque la obediencia mermaba con el avance de la faena. Tampoco faltó desmayo ni la visión de un espada con proyección que quiso aprovechar cada una de la opciones de natural que le brindaba. Las distancias se acortaron para bajarle la mano y llevarlo en corto, pero sin dejar los vuelos a un lado. Cadencia y cadera, le sirvieron para acompañar la embestida. En la suerte suprema dejó una estocada casi entera y tendida, con la que le costó echarse.
Marcaba el ecuador del festejo “Inspector”, al que le tocó en suerte a Diego San Román, quien ejecutó un saludo muy medido, con distancias cortas, en el que enceló, encauzó y enseñó. Toreando de riñones, con cadencia, buscando la repetición y la mano baja, inició la faena el espada. El animal empujaba, metía bien la cara, algo que tuvo que ver con el trato favorable que San Román le brindó. Intentó rajarse, mirando a tablas, por ello trató de tirar del astado para sacarlo a los medios, donde mostraba alguna embestida más defensiva y desinteresada. El animal deslució sacando la cara alta, levantando a mitad del muletazo, sin poder abrochar las series. Derrochó valor, ante un astado fuera de la faena, al que intentó aprovechar.
” Langosto” y Rafi cerraban la tarde, un animal sin demasiada clase pero que acometía con obediencia en el capote. Lo tanteó por ampos pitones, midiéndole, con ayudados por alto, sacándolo hacia afuera. Mucho sitio y tiempo, sin embargo, era algo contradictorio para el animal, pues no tenía fijeza. Salió excesivamente suelto, viniéndose por dentro. Tuvo buenas maneras el francés, ejecutando una tanda bien llevada, alternando naturales, con mucha verdad y valor. No se le pudo exclamar, pues se adaptó a las condiciones del último de la tarde, con una faena difícil, con muchas teclas que tocar, manteniendo en un suspiro su embestida. La espada quedó trasera pero, de nuevo, efectiva.
Herrera del Duque. Novillos del Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto para Diego San Román, oreja y oreja; El Rafi, dos orejas y oreja.

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