miércoles, 8 de mayo de 2024

Clase y heroicidad en el fango

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  

Herrera del Duque albergaba, con retraso, una nueva cita en la Gira de Reconstrucción. La lluvia ponía en duda la celebración de la novillada picada, el suelo quedaba impracticable, a pesar de la lona que cubría el ruedo. Empezó con casi una hora de retraso. Rafael González y Tomás Rufo, un mano a mano ante los de Luis Algarra en los que se derrochó calidad, clase, torería, verdad y heroicidad ante las circunstancias con las que tuvieron que torear. A pesar de todo ello, se cortaron un total de cinco orejas, destacando en la tarde la actuación enclasada de Rufo y el percance de Rafael González, que resultó herido por asta de toro en el tercio interno de la pierna izquierda.

Rafael González recibió al primero de la tarde con dos largas cambiadas de rodillas, para después seguir por verónicas y chicuelinas hasta rematarlo. Empezó sin previo aviso, sin llegar a brindar, con montera en mano improvisó unos compases por la espalda. Siguió con la derecha, dándole distancia, ligando una primera serie de muletazos medidos, limitados. Le bajó la mano y muy despacio empezó a tirar del animal, citándole y llevándole con la voz. Había que dejársela muy puesta para que este siguiera la tela, con mucha seguridad, intentó alargar la embestida, ayudándolo a repetir. Cuando tocaba tela, soltaba la cara, saliendo con ella alta, descomponiendo la uniformidad de su embestida. Cerró por manoletinas para dejar una espada certera.

Tomás Rufo saludó a “Campeón”, un novillo buscón que salió suelto al que terminó encelando por verónicas. El animal, descoordinado entró en la franela de Rufo sin ligazón, en un inicio de rodillas, en el que lo quiso llevar en redondo. Con el paso atrás, sobre el pitón derecho, la mano abajo y con mucha despaciosidad lo cosió a la tela. Jugó en las distancias cortas, aguantándole, para después llevarlo en largo, pero sin dejar que se le fuera, porque el animal se había rajado, así que optó por dejársela en el morrillo. Rufo acompañó la particular embestida del de Algarra, una embestida desgastada que hubo que obligar. Le buscó en redondo, acortando la distancia para dar paso a un cierre rajado y una estocada caída y trasera.

Marcaba el ecuador del festejo “Olivito”, un animal que le correspondió en suerte a Rafael González. El espada lo recibió templando y suavizando la embestida, sacándolo hacia los medios, pero sin excesiva fijeza. Muy quieto, atalonado en la arena, en un inicio muy torero y por alto, lo espero, probándole por ambos pitones. Ejecutó una buena tanda inicial, con variedad en la muleta, firmando una declaración de intenciones de rodillas, agradeciendo el animal que se lo hicieran todo por abajo. Rafael toreó con determinación y mucho poso, aprovechando las condiciones que este le brindaba, aunque otorgando tiempo y sitio entre series. Sin embargo, tanto ajustó y tanto acortó la distancia con el animal que terminó prendiéndole por la parte inferior de la rodilla. Resultó herido, a pesar de que terminara su actuación. Estoqueó con acierto.

“Rabioso” y Tomás Rufo cerraban la tarde, lanceándolo por verónicas. En la muleta lo quiso probar por ambos pitones, por ayudados y genuflexo, hasta sacarlo a los medios, templándolo y suavizando su embestida. Muy torero y con cadencia lo toreó, para seguir con determinación y profundidad, alargándolo y llevándolo hasta el final, con un toreo en redondo. Lo citaba delantero, ligaba y guiaba por abajo, toreando al natural, con una estética pasmosa. Trazó una faena bien esquematizada, sin deslucir, con un concepto claro en el que ambos se adaptaron a las exigencias mutuas. Sin embargo, el animal terminó por rajarse, sin una embestida clara, aunque noble y sin clase. Cerró por bernardinas para dar paso a la suerte suprema y dos estocadas.

Herrera del Duque. Novillos de Luis Algarra para Rafael González, oreja y dos orejas; Tomás Rufo, oreja y oreja.

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