sábado, 27 de abril de 2024

El duende de Morante cautivó a los Califas

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Crónica

JAVIER ESPADA ROMÁN


El duende único del maestro de La Puebla del Río apareció de nuevo en el Coso de los Califas. Córdoba paladeó la exquisitez de su toreo en una faena al quinto para el recuerdo, en la que se reinventó sin dejar de ser fiel a su concepto. Para la posteridad quedarán los pases de pecho, las trincherillas, los ayudados por alto y las manoletinas rebosantes de torería que firmó frente al astado que más opciones tuvo de un complejo encierro  de Jandilla. El toreo de Juan Ortega apareció a cuenta gotas, dejando a la afición con la miel en los labios después de saborear media docena de naturales de calidad suprema en el segundo de la tarde y la despaciosidad sedosa de su capote. Se topó el sevillano con el peor lote, con el cuarto y el sexto sin opciones para la lidia en una corrida de Jandilla que de nuevo volvió a decepcionar.

Abría plaza “Seminarista”, de Jandilla, que embistió frenado en el capote de Morante de la Puebla, un toro reservón que escarbó mucho en los primeros tercios. Embistió muy descompuesto en la muleta del de La Puebla, soltando la cara a mitad de cada muletazo e intentó Morante sacar alguna serie de calidad, que llegó por el pitón derecho en las postrimerías de una faena que tuvo sentido de la medida. Muy firme durante todo el trasteo, se fue a por la espada y la enterró al primer intento. Se vio obligado a utilizar el descabello. 

Colocó bien la cara el segundo, de nombre “Programador”, que recibió dos puyazos antes de un turno de quites que no desaprovechó Morante de la Puebla para recetar dos verónicas y una media de mucho gusto. Replicó Juan Ortega por verónicas, una de ellas al ralentí que caló mucho en el tendido. Comenzó Juan Ortega por bajo, saliéndose con el toro más allá de las rayas de picar para firmar una serie por el pitón derecho en la que hubo verdad, despaciosidad y temple. Pero lo mejor llegó por el pitón izquierdo, el mejor del toro, por donde selló dos tandas de naturales a cámara lenta. Emborronó su labor dejando un bajonazo con la espada. 

No pudo estirarse con el capote Morante en el recibo de capa del tercero, un toro de embestida nada cierta durante los primeros tercios. Brindó a Cayetana Álvarez de Toledo para después ponerse delante de un astado complicado, de embestida dudosa y de los que no es fácil quedarse en el sitio, algo que al final terminó consiguiendo el de La Puebla del Río sobre todo en el epílogo de faena, cuando llegaron pasajes de toreo hondo y profundo por el pitón derecho. Abrochó la faena con ayudados por alto muy toreros y malogró su labor con la espada. 

Genuflexo abrió faena Juan Ortega al cuarto, un toro que no llegaba al final del muletazo, que reponía y que hizo hilo en más de una ocasión al matador sevillano. Un toro muy complicado que puso en aprietos a Juan Ortega en varias ocasiones antes de abreviar e irse a por la espada de manera acertada. 

Levantó Morante el ánimo de los aficionados con un quite por chicuelinas sedosas al quinto antes de protagonizar un buen segundo puyazo en el caballo. Respondió Juan Ortega también por chicuelinas de una exquisitez suprema. Con torería se salió Morante al centro del anillo con el quinto para después ponerse a torear por el pitón derecho con el compás abierto, con profundidad y sello propio ante un toro pronto y con movilidad, pero al que le faltaba clase. Trazó también naturales con gusto y dejó su torería con los pases de pecho y las trincherillas que abrocharon las series. Cerró por manoletinas ajustadas en homenaje a Manolete en una faena en la que estuvo muy dispuesto y dibujó ayudados por alto a dos manos con mucho gusto antes de entrar a matar. Marró de nuevo su labor con los aceros. 

Con un ramillete de verónicas recibió Juan Ortega al sexto, que colocó bien la cara en el saludo. Lo quiso torear con el capote Juan Ortega por delantales en un quite a la salida del primer puyazo y ya dio muestras de huidizo en el tercio de varas. Intentó armar faena Juan Ortega y se topó con un toro que buscaba la querencia, que no quería la franela del matador sevillano, que abrevió su labor con acierto. Mató en la segunda entrada. 

Córdoba. Toros de Jandilla y Vegahermosa para Morante de la Puebla; silencio, ovación con saludos y vuelta al ruedo, Juan Ortega; ovación, silencio y silencio.

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