jueves, 9 de mayo de 2024

Un inicio de tres en Cabra

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  
Cabra albergó el primer festejo de la Gira de la Reconstrucción de la Tauromaquia. El cartel lo componían Manuel Escribano y Román Collado, que se midieron a los variados, asequibles y aprovechables astados de Santiago Domecq. Un mano a mano atípico, pero repleto de matices en el que se cortaron cuatro orejas, dos por coleta. Se ejecutaron faenas de menos a más, en las que Escribano y Román supieron entender las condiciones de los de Domecq, haciéndoles bailar a un bonito compás. El primero de la tarde fue el más encastado y el cuarto el más bravo, el resto demostraron movilidad y recorrido, mientras que el tercero no tragaba ante el desmayo de Escribano, tenía los muletazos muy medidos. Román recibió una fea voltereta, fruto de una embestida cambiante y que el diestro no puedo adornar al inicio y final de la faena. Estuvo digno y pudo expresarse, al igual que el sevillano. En definitiva, un inicio de tres en Cabra en el que destacaron Escribano, Román y Domecq.
“Cervatillo” abría plaza para presentarse en el capote de Manuel Escribano, quien lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas, para después seguir intentando encelarle con un buen juego de brazos. Siempre aprovechando la colocación del animal. Destacó del tercio de varas que del empuje del toro contra el caballo se terminaron abriendo las puertas del callejón. Se ajustó en el tercio de banderillas, sobre todo en el último par, pegado a tablas. Empezaba el tercio de muleta arrodillado en los medios, esperando su atención… el animal se arrancó y aunque le costaba repetir, consiguió encelarle en corto. Muy templado, por abajo, alargando su embestida y dejándosela puesta abrió una bonita tanda por el pitón izquierdo. Humillaba y colocaba la cara, ajustándose a sus tiempos, ligando sin exigirle en exceso. El animal ralentizó la faena, sin atender a la tela en los finales de cada serie. Cerró por manoletinas para después matar con acierto.
Román recibía genuflexo a “Pantera”, pronunciando sus embestidas, llevándole a media altura, con soltura y celo. Inició la faena por estatuarios, ganándole el paso y sacándole al tercio, no fue un inicio muy lucido el final al bajarle la mano. Muy despacio quiso sujetar la embestida, sin bajarle en exceso la mano, el animal llevaba la cara a media altura. Era un toro andarín, pegajoso, que a la hora de encelarse le costaba mantener la continuidad. Le daba salida, ahora sí obligándole por abajo, con profundidad y determinación, Román le añadió un plus de longitud a los naturales. Siempre muy sujeto con la voz y con la muleta muy plana para después dejarle los vuelos y tirar de el. Ligó con prontitud, aunque no exceso, gracias a la insistencia del diestro, con series medidas, aprovechando sus terrenos. Lo exprimió con una amplia variedad de franela, cuajándole y haciéndole romper. El animal cayó tras el golpe de cruceta.
Marcaba el ecuador del festejo “Contento”, al que Escribano dejó correr antes de que se encontrara con la tela. Se estiró por verónicas, abriendo el compás, pero también tirando para devolverle a la capa. Empezó con un pase cambiado desde los medios, alternando su embestida, aprovechando sus buenas condiciones. Tenía recorrido, a veces demasiado, por lo que Escribano tuvo que ganarle paseos. En los inicios de series se quedaba algo más corto, sin tanta ligazón como por el pitón izquierdo. El animal miraba buscando, soltando la cara, descomponiendo su embestida cuando se veía podido, sin aguantar más de cuatro naturales limpios, seguidos y con desmayo. No se le pudo llevar la contraria, no terminaba de tragar. Sin embargo, Manuel lo aguantó, aprovechando las embestidas que de vez en cuando le regalaba, siempre jugando con el tiempo y el sitio que el toro le pautaba. Cerró con una buena estocada.
“Emperador” y Román cerraban el primer festejo de la Gira de Reconstrucción. Lo recibió de rodillas en el tercio, cerca de tablas, donde el animal apretó. Se terminó estirando por verónicas. Chapurra protagonizó el quite con buenas maneras por verónicas, bien rematadas por una media. También desde los medios quiso recibirle en la muleta, captó su atención hasta después encelar su embestida, una embestida algo desmedida y a veces metido por dentro, pero con garbo y gracia. Colocaba y humillaba con clase, planeando en la tela, a lo que Román contestó con determinación y mano baja. No había brusquedad, el diestro le quiso dar tiempo y sitio, para después retomar una nueva tanda en la que ligaba un sin fin de naturales sin perder la fijeza ni sus buenas maneras. Atendía en las largas distancias, para después aprovechar su inercia y enroscarse con el animal. Aunque en los últimos compases de la faena se quería rajar, sin atención en la tela, con miradas disimuladas y retomando las condiciones del inicio donde la embestida se metía por dentro. Terminó por voltear a Román sin aparentes consecuencias. Cerró por bernardinas. Estoconazo e todo lo alto.
Jueves 24 septiembre. Cabra. Toros de Santiago Domecq para Manuel Escribano, oreja y oreja; Román, ovación y dos orejas.

FOTO ROMÁN COLLADO – LUQUE MESA

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