domingo, 28 de abril de 2024

La pasión de Adrián Reinosa en Manzanares

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 

  
Un nombre familiar, “Chorlito”, un eral que abría plaza en el saludo de José Ponce, el animal perdía las manos, aunque abriéndose abajo. El espada decidió iniciar la faena por ayudados por alto, para después empezar una tanda alejado de los tercios, con sitio y tiempo, dejando que este se abriera y entrara con ritmo al cite. En sus terrenos, sin someterle, le dejó respirar. Lo llevó en largo, toreando al natural, dejándosela muerta y tirando de él. En ocasiones se metía por dentro, el aire tampoco ayudó, así que intentó llevarlo muy cosido. No tenía prontitud y alargó una faena que ya poco tenía que dar. Pinchó, volvió a entrar a matar.
“Joyero” fue el primero en el lote de Carlos de María, quien ejecutó una labor de brega en la que enceló al eral, pero salía suelto, había que atarle en corto. Se lo llevó por delante. Lo recibió en la franela tanteándole, probándole por ambos pitones. El animal tenía una embestida descompuesta, una embestida que se suavizaría con la media distancia y mucha suavidad. Salía buscando el engaño, ahora mucho más templado, tocándole y obligándole por abajo. Por el pitón derecho humillaba y seguía con movilidad y recorrido las directrices de Carlos de María. La embestida no terminaba de ser limpia. Poco a poco iba perdiendo su interés, pero el espada lo sujetó. Cerró por manoletinas para después dejar una estocada certera, tras varios intentos.
Adrián Reinosa  recibió a “Andaluz” con desmayo, jugando con todo su cuerpo, templándole. Empezó genuflexo el último tercio, buscando los terrenos. Le cambió en la contraquerencia, y toreó muy de verdad, llevándole con mucho temple, buscándole por abajo. Por el pitón derecho la embestida era bastante irregular, saliendo del natural con derrotes secos, algo que se endurecía cuando tocaba la tela. Le abría, pero sin acoplarse, sin encontrar el compás, pero sobre el pitón izquierdo lo supo enganchar delantero y encauzar con pulcritud, con uniformidad, movilidad y ritmo. Siempre respetó sus tiempos, aguantándole, sujetando una atención que se venía a menos, con salidas cada vez más abruptas. Deslució la espada.
“Extranjero” y Ponce marcaban el ecuador del festejo. Lo abrió con empaque en el saludo capotero. Genuflexo, sometiéndole por abajo con despaciosidad. Le abría, pero recogiendo su embestida con un delicado giro de muñeca y un paso atrás para iniciar un nuevo natural. Le esperaba  y tras dejarle respirar… sin agobiarlo, lo toreó al natural aprovechando al máximo los vuelos de la franela, ampliando la longitud del muletazo y la continuidad de las tandas. Sin embargo, el animal no paraba de tocar la tela, desluciendo y ahogando la torería. Acertó con la espada.
Carlos de María lo recibió de rodillas con una larga cambiada a porta gayola, para después aprovechar la embestida y estirarse con el capote. En el inicio de faena lo dejó salir por abajo. Continuó con la derecha, con un marcado toque fijador y su voz para evitar que este se fuera, pero este tenía claras sus querencias. No había prontitud, la repetición brillaba por su ausencia, por ello intentaba dejarle siempre la tela en el morrillo, buscando la ligazón. Cambió los terrenos, jugando a su favor. Aguantaban dos naturales y salía. Consiguió coserle en los últimos compases, pero siempre bailando a su favor. En la suerte suprema mató dejando un bajonazo.
“Joyero” y Adrián Reinosa ponían el broche final. Lo frenó, albergando una embestida bastante buena y abierta, aunque metido por dentro. Castellanos sufrió un feo percance en el tercio de banderillas que le llevó a la enfermería. Con la rodilla en tierra empezó por abajo la faena, para después levantarse y llevarlo al paso, aunque le desarmó.  El eral tenía movilidad, recorrido y motor, seguía sin cesar la franela, aunque soltando ligeramente la cara a la salida. Reinosa quiso llevarlo muy metido, con la mano baja y la muleta siempre en el morrillo, pero con fealdad por el derecho. Tuvo profundidad y determinación llevándole en largo, Esos derrotes secos y el recorrido, en ocasiones corto, volviendo la cara, tuvo consecuencias para Reinosa que sufrió una fea voltereta con peor caída. Se repuso y con un trazo contundente concluyó los últimos compases. La espada quedó trasera, tendida y caída., lo intentó en varias ocasiones.
Manzanares. Novillos de Conde de Mayalde para José Ponce, silencio y dos orejas; Carlos de María, oreja y oreja tras aviso; Adrián Reinosa dos orejas tras aviso y oreja tras aviso.

FOTO: SERGIO GUTIÉRREZ

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