martes, 7 de mayo de 2024

La verdad es un Pilar

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Crónica

@INFO_JECOLOMBO
PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 


  

La Torre de Esteban Hambrán ha vivido una de las tardes más interesantes de la temporada. Esta ha llegado de la mano de Javier Castaño, Gómez del Pilar y Jesús Enrique Colombo, que se han medido a los ejemplares de El Cubo y Fuentespino. El comportamiento ha sido variado y manejable, aunque el lote con menos opciones fue para Colombo. Gómez del Pilar vuelve a demostrar la determinación de su Tauromaquia, una clara reivindicación de su postura, pide paso siendo fiel a sí mismo. Estuvo cómodo, no sin sustos, pero se comportaba como si fuera una clase práctica en la que se pasaba los pitones muy cerca, arriesgando. Jugó con todas y cada una de las condiciones que prestaban los de su lote. Castaño, por su parte. no estuvo certero, es cierto que no se dejó nada, pero no fue suficiente para sumar trofeos, además de los avisos, que jugaban en contra. Colombo poco pudo añadir a un lote complicado con embestidas irregulares y poco limpias.
Javier Castaño freno en el capote a “Nazareno” un toro al que le costó encelar, pero al que fue templando con suavidad. El tercio de banderillas fue bastante expuesto, dejando un buen sabor de boca. Empezó la faena tanteándolo genuflexo en el tercio. Castaño le bajaba la mano, dejándole pasar rectilínea, sin excederse, midiendo las fuerzas del astado. Logrando tandas ligadas y con ritmo, el animal embestía con calidad y humillando, lo único que molestaba era el viento. La despaciosidad del matador ayudaba al toro, acariciándole, optó por mostrarle salida, aprovechando su condición por el pitón izquierdo y recorrido para llevarlo hasta el final, rematando. Dejó media estocada que llevó directo al descabello, ayudándose de la manoletina.
“Retirado” de El Cubo pertenecía al lote de Gómez del Pilar. Ejecutó un saludo capotero iniciado por una larga cambiada de rodillas, rematado de la misma manera. Agarrado a las tablas, ajustándose, jugando en sus terrenos cautivaba a los aficionados. Empezaba la faena con seguridad. Siguió con desmayo, ahora ya en los medios, con tandas en las que estaba muy acoplado, tirando de él, en un tira y afloja ante un astado que se dejaba gobernar. Evitando la brusquedad en la embestida, Gómez del Pilar decidió engancharlo con un cite delantero hasta el final y mostrarle la entrada al siguiente natural. Movilidad no le faltó, tenía fijeza y recorrido, por lo que el diestro lo llevó cosido, contando los muletazos pero sin agobiarle. Había muchos matices, todos ellos, Gómez del Pilar los supo ver y aprovechar. Culminó toreando al natural, tragando con un toro venido a menos. Estocada efectiva.
El tercero de la tarde, “Frenoso” entró en el capote de Colombo ligeramente suelto. El juego de brazo le ayudaron a buscar el recorrido de la embestida. Aunque no fue del todo limpio el saludo capotero. Inició la faena genuflexo, tanteándolo por ambos pitones. Iba escaso de fuerza, frenándose. Había que abrirle, llevarlo muy metido y sin alejarle la muleta del morrillo. La prontitud no era una de sus virtudes, sin embargo, el motor empezaba a funcionar tras el primer natural. La embestida no era del todo limpia pero hubo continuidad, a pesar de las dificultades que planteaba. Muy despacio y perdiéndole pasos intentaba conjugar tandas que llegaran al tendido, pero el astado cada vez perdía más interés. Remató con un espadazo.
“Caprichoso” marcaba el ecuador del festejo en las manos de Javier Castaño. Llevó a cabo una labor de brega, frenar, recoger y encelar. Lo tanteó en la muleta hasta sacarlo a los medios. Recurrió a la despaciosidad, a las distancias cortas, la pérdida de pasos y el cite delantero. El animal tenía varios ritmos, por lo que Castaño con la tela muy recta lo incitaba a seguir la franela hasta encelarlo para que poco a poco este tomara interés en las tandas. Sin embargo, cuando perdía la tela de vista, este se abstraía, sin bravura ni fuerza le costaba responder a las exigencias del diestro. Falló y pinchó en hueso, recurrió al descabello.
Gómez del Pilar lo recibió genuflexo, abriendo el compás, obligándole por abajo y templándole con rotundidad. Sufrió un feo percance Manuel Macías cuando intentaba retirar al toro del caballo. El inicio de la faena fue precipitado tras una inesperada arrancada del astado, así que le dio la primera tanda con montera y ayuda en mano. Volvía con su característico desmayo para llevarle con la mano derecha, muy despacio, provocándole y que terminara de romper. Se metía por dentro, así que decidió dar pausas entre muletazos, uno a uno, pero sin perder el ritmo y la longitud de los naturales. Estaba muy por encima, dominando sus embestidas, buscando las alternativas y exprimiendo los puntos fuertes. Acortó distancias para llevarlo más cosido, adaptándose a las circunstancias. Contundente y determinante, muy tranquilo y mucha seguridad, algo que reflejaba a la perfección en la conjugación de sus tandas. Quedándose encima, entre pitones, tanto que sufrió un serio percance quedando a su merced, los pitones viajaron por la cara interna del muslo, el cuello, la cara y el pecho. Estoconazo.
Cerraba Colombo con un saludo capotero variado, primero de rodillas, ante una embestida abierta, y después de pie hasta llevarlo a los medios. Tras un lucido tercio de banderillas… se dispuso con la muleta para que atalonado en la arena lo tanteara por ambos pitones, muy quieto. Colombo quiso jugar con las distancias largas, aprovechando su inercia, sin embargo, eso y la altura era algo que había que medir y llevar con mucha suavidad. Empuje y motor tenía, sin embargo, la mano excesivamente baja de Colombo le hacía clavar el morrillo en la arena. La media altura era la clave. Las salidas eran menos pulcras que las entradas, el animal tenía sus ritmos y arrancadas, desiguales. El diestro lo abrió, intentando tirar de él para llevarlo muy metido, cosido en la franela, para no perder la continuidad. Sin embargo, había que provocarle, iba a menos y no trasmitía. Mucho peligro en los últimos compases de su faena. Mató con aseo.
La Torre de Esteban Hambrán. Toros de El Cubo y Fuentespino para Javier Castaño, aplausos tras aviso y tras aviso; Gómez del Pilar, oreja y dos orejas; Jesús Enrique Colombo, oreja y oreja.

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