martes, 7 de mayo de 2024

Carla Otero y El Dody, cortan una y dos orejas en Brihuega

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Crónica

Ksenia Tinyakova
PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ



  
Brihuega ha albergado la cuarta novillada del Certamen de Promesas de Nuestra Tierra. Hicieron el paseíllo Lalo de María, Carla Otero y El Dody, que se midieron a los astados de Daniel Ramos. El juego fue bastante uniforme, con un comportamiento asequible al que siempre le faltó algo. Sin embargo, la terna quiso exprimirlos y obtener resultados, aunque la espada fue el defecto de todos ellos, a excepción de El Dody ante el sexto, que mató a la primera. Se cortaron tres orejas, una para Carla y dos para El Dody. Carla fue un claro ejemplo de firmeza, valor, decisión y determinación.
Abría plaza “Preclaro”, un novillo al que Lalo de María recibió en su capote dejándolo pasar en largo para después recoger la embestida, templarlo y sacarlo hasta los medios. El espada lo recibía agarrado a las tablas, intentado estirarse para sacarlo al paso de los tercios. Uno a uno, se colocaba, lo medía y muy despacio lo hacía pasar con suavidad. El paso atrás marcaba el inicio y final, sin embargo, no podía distraerse, era necesario dejarle la muleta recta, sin dejarle elegir entre cuerpo y tela. Había que obligarle para enlazar los muletazos y encontrar la ligazón, pero sin lucimiento alguno ni transmisión. Lo fue encerrando poco a poco en la querencia. Falló con los aceros.
Carla Otero recibió al de Daniel Ramos de rodillas con una larga cambiada para que en un saludo justo y medido le rematara por una media. Firmeza, valor, decisión y determinación, marcaban la faena de la espada. El animal necesitaba distancias cortas, aunque siempre con naturales de trazo largo, un trazo que costaba enderezar, pues el novillo se venía por dentro, aunque sin pulcritud. Buscaba, por ello le intentaba dar amplitud a los naturales, siempre dejándosela puesta para no sacarlo de la faena y mantenerle dentro. Para Carla solo existía el astado y su franela, sin importarle nada más, no faltaron el lucimiento ni la torería, siempre dibujando tandas en beneficio del de Daniel Ramos. Pase en redondo, por izquierdo, por derecho, no le importaba. Cerró por bernardinas, sufriendo un leve percance sin aparentes consecuencias. A la tercera entró la espada.
El tercero de la tarde, “Platero”, le correspondió en suertes a El Dody, quien lo recibió con dos largas afaroladas de rodillas. El animal bajaba y colocaba la cara, aunque requería mucha atención. Lo recibió genuflexo en la franela. El astado entraba bajando la cara, atendiendo a las exigencias del novillero, siempre por abajo, ralentizando las embestidas. Dejándosela muerta, lo guiaba con los vuelos, hasta el final, enseñándole la salida. Le faltó cierta pulcritud en los últimos compases, hubo distancias cortas, con pases muy ajustados, sin embargo poco a poco se iba perdiendo el interés del astado. Mató con aseo, pero sin fortuna, tuvo que descabellar
Marcaba el ecuador del festejo “Listo”, un astado ligeramente suelto al que había que meter en la tela. Un recibo laborioso más que lucido. De rodillas lo recibió en la tela, toreándole y aguantándolo, así fue el inicio de faena de Lalo de María. Ya en los medios, alejado del tercio, el animal venía recto, por lo que le intentó abrir la embestida acompañándola con todo su cuerpo. Los naturales parecían no terminar nunca, aprovechaba la longitud de sus brazos para llevarlo hasta el final y así lucirse con el animal, estirándose, mirándole pasar, siempre con mimo. Le daba sitio y tiempo, algo imprescindible para el de Daniel Ramos. Con temple y despaciosidad iba cerrando una faena bien construida, en la que se gustó. De nuevo falló con la espada.
A “Cazador” lo frenó Carla, un eral suelto que requería temple y despaciosidad, pues no podía bajar la cara, aunque ligeramente mejor por el pitón derecho, al menos en el saludo capotero. Con las rodillas en el albero inició la faena. Había que cruzarse y mostrársela mucho para meterle dentro del natural, tenía que entrar colocado, no era fácil y requería mucha técnica y anticipación. El animal mostraba su querencia y escasa fuerza en la faena, por lo que Carla intentaba jugar en los terrenos que le dejaba. El de Daniel Ramos no humillaba, por lo que a media altura  y en paralelo supo llevarlo. Se la mostraba en el momento preciso, con determinación, para encauzar su embestida y aprovecharla al máximo. Le faltó acierto en la suerte suprema.
Cerraba el festejo “Chiripa”, en las manos de El Dody. Lo recibió con una larga afarolada de rodillas para después intentar ligarle y estirarse en la tela. De rodillas lo recibió en la franela, llevándolo por abajo con temple y despaciosidad. Lo dejaba pasar en largo, siguiendo su embestida, los naturales se unían uno a uno, sin perder la ligazón y continuidad, lo difícil lo hacía fácil. El animal ponía de su parte, obedeciendo a las exigencias y dejándose llevar con lucimiento para ambos. Requería cierto cite fijador que le centrara en la tela, pero el astado tenía fijeza, lo que le permitía determinadas licencias a El Dody, que toreó con raza y determinación. Su actuación calaba en los tendidos. Mató con acierto.
Brihuega. Astados de Daniel Ramos para Lalo de María, aplausos tras aviso en ambos; Carla Otero, oreja tras aviso y ovación tras aviso;  “El Dody”, aplausos y dos orejas.

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