jueves, 2 de mayo de 2024

Tomás Prieto de la Cal: “La variedad de la fiesta empieza por la variedad de encastes”

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Entrevista

Entrevista a Tomás Prieto de la Cal I JULIE BERARD

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  

La ganadería de Prieto de la Cal destaca por conservar una de las castas fundamentales. Tomás Prieto de la Cal posee la misma pureza que sus toros, con unos ideales claros e inquebrantables, lleva 30 años hablando el mismo idioma y no ha cambiado nada, como su ganadería, fiel a su personalidad. En la entrevista concedida a Guarismo del ocho, el ganadero ha comentado abiertamente la situación que atraviesa la Tauromaquia, así como los cambios a los que debería someterse. Algo de lo que Prieto de la Cal puede hablar, pues lleva años lidiando en lo que él denomina, la periferia.

¿Qué le supuso hacerse cargo de una ganadería a tan pronta edad?¿Qué le hizo seguir adelante?

Cuando mi  padre murió tenía 9 años, a esa edad un niño no es muy consciente de nada, durante muchos años fui el ganadero más joven de España. Yo recibo la herencia, era hijo único y la ganadería pasa de Tomás Prieto de la Cal y Dibildos a Tomás Prieto de la Cal y Picón, por lo que  mi madre lo que hace es conservar la ganadería hasta ver si a mí me gustaba. Cuando de verdad me supuso algo fue al cabo de los años, me di cuenta que me gustaba y además del patrimonio genético que tenía en mis manos. Mi afición al toro ayudó mucho y debo decir que me supuso descubrir que mi vida iba a estar dedicada al toro.

¿Cómo es mantener prácticamente en estado puro una de las castas fundamentales (Casta Vazqueña) para el toro bravo?
                                                                                                   
Se mantiene completamente puro. Después de la guerra mi padre compró los lotes puros y 75% Veragua y 25% Tamarón, fíjese que por una simple regla matemática si uno cruza el 100 por el 75, se va al 82,5 y posteriormente al  noventa y tantos, siempre que se le echa más del 50% de la sangre a una ganadería pura, esta va aumentando en pureza. 

Aquí se le echa mucha afición para seguir un poco contra corriente, porque es cierto que la casta vazqueña va contra corriente a los tiempos actuales, es una casta muy fogosa de salida y con muy buen comportamiento en el caballo. Esto es algo que actualmente la gente en general no valora. La personalidad de ser una ganadería única y la de tener una sangre única a lo largo de los años, no solo tiene mérito, sino que además tiene validez. Creo que ser diferente da mucho valor a la ganadería y en un futuro, cuando la ganadería brava española esté más reducida, quizás tenga más valor.

Hábleme de los puntos fuertes de este toro de Veragua, esas características que lo hacen único

El punto más fuerte es conservar una sangre única. Además, morfológicamente es muy espectacular por la diversidad de capas para el público en general. El que es más aficionado se fija en más cosas, porque es un toro con una mirada muy viva y un toro muy musculado, muy fuerte delante y detrás, sin necesidad de hacer ejercicio. Ellos son así. Después, lo más importante es el comportamiento, un toro absolutamente diferente que se vacía mucho de salida, rematando en burladeros y siendo muy espectacular en varas, pero como toda persona que se levanta por la mañana y hace todos sus deberes de principio, cuando llega al final de la mañana está agotado.

Es un toro con una faena más corta que la que se requiere ahora. Las faenas actuales, a mí como aficionado, me resultan aburridas e interminables, por lo que me siento muy identificado con un toro que aguante quince o veinte muletazos muy buenos. También es cierto que eso requiere a un matador que sepa sacárselos, que tenga profesión para hacerlo y que después tenga el toreo suficiente como para que en esos pases le corte las orejas. Eso es lo importante y lo más distintivo de un toro, diferente a los demás.

¿Cómo es su cuidado y manejo en el campo? 

El manejo que llevamos a cabo actualmente es a caballo, muy parecidos a lo que heredé de mi padre. Las mañanas se les dedica a las hembras y las tardes a los machos, es un manejo que requiere mucho tacto, mucha mano izquierda, pues se trata de un toro muy explosivo y cuando se arranca, pues te coge. Tienes que tener un caballo muy ligero y rápido. Se trata de una selección apasionante y un manejo muy bonito, con el que se disfruta en el campo.

¿Cómo ha evolucionado su lidia?

Nosotros no hemos evolucionado, nuestro comportamiento es el mismo o buscamos el mismo comportamiento que heredé hace ya 45 años. No quiero cambiar la ganadería, no quiero adaptarme a las nuevas épocas o Tauromaquias, creo que mi toro lo único que necesita es en vez de tener cinco pases buenos, tener quince, veinte o veinticinco, pero no más. 

Cuando yo me hice cargo, por ejemplo, una hembra muy brava en varas que no tuviera un pase, a lo mejor se le podía perdonar. Hoy, necesitas un mínimo en la muleta, que haga una faena de quince o veinte pases. Esa es la pequeña evolución, para nosotros prácticamente no es nada, no hemos evolucionado y pienso que en la tauromaquia ha evolucionado, en parte, a peor.

¿Cuál es la importancia del encaste minoritario para la fiesta?

La importancia para un ganadero como yo es que si no la fiesta sería muy monótona. Usted piense que los toreros siempre se deben al toro y el torero se hace según el toro que tiene delante. Actualmente, los toreros son casi todos iguales porque el toro que lidian en las principales ferias, incluso cuando son novilleros sin picadores, en el 90% de los casos es el mismo toro. En el siglo XX los toreros eran  muy diferentes, porque lidiaban muchos tipos de toros diferentes. La variedad de la fiesta empieza por la variedad de encastes, no pueden ser es el 90% de los toros iguales porque entonces pierde variedad, si nos centramos en los derechazos, la mano izquierda y el final de faena… hay otras suertes y el aficionado paga por todas las suertes, no solo por la muleta y el capote. Todo eso que se va perdiendo en encastes, suertes o variedad, resta riqueza a la fiesta. Es como si la única pintura válida fuera la de Miró o la de Dalí, entonces Zurbarán o Velázquez no valen para nada. Lo bonito es la variedad.

En este mundo del toro desde hace 50 o 60 años yo digo que en vez de evolucionar se ha producido una involución. La Tauromaquia ha tenido un punto de inflexión donde tanto los encastes, no diría minoritarios, sino simplemente encastes antiguos, las suertes han perdido variedad y han derivado en un toreo muy monótono. Un espectáculo que se basa en la diversión del espectador y del aficionado, no puede ser monótono. Tenemos que tener ganas de volver a los toros, no ganas de no volver.

Entonces… ¿Considera que el elenco de matadores desprestigian a las ganaderías con características como las suyas?

No, creo que el elenco actual de matadores serían capaces de estar muy bien con el resto de los encastes, creo que sería una magnífica época del toreo, por tanto no desprestigian el hecho de que esos matadores existan. Lo que no está bien es que ellos no quieran enfrentarse a todo tipo de encastes, porque siempre, en todas las épocas del toreo desde el siglo XVIII, los que se han llamado figuras del toreo se han enfrentado a todo tipo de ganaderías. Por ejemplo, Enrique Ponce, al que se le considera una figura del toreo, ha matado todo tipo de ganaderías incluso la mía. Sin embargo, de este matador en adelante, prácticamente, hay un elenco de matadores que solo se las ve con tres o cuatro ganaderías y de ahí no salen. Yo no pongo en duda su capacidad, me gustaría verla, de hecho creo que algunos serían muy capaces, pero no lo hacen. Hay que verles con los encastes más fuertes, más encastados y que atraigan más público y que las plazas se llenen.

Lo que desprestigia es esa actitud de medirse a tres o cuatro ganaderías. Diego Ventura, el número uno del rejoneo, iba a matar en Arles una corrida en la que se anunciaba con un Miura y un Prieto de la Cal, la venta de entradas se había desbordado y eso es lo que hace falta en el toreo a pie. Esos matadores de primera fila tienen que hacer lo que hace este rejoneador de primera fila esa es mi teoría.

Simplemente como aclaración sobre lo que vemos en estos momentos en las plazas, es que siempre acabamos viendo lo mismo. Sabemos lo que va a pasar antes de entrar, no es desprestigiar la fiesta, sino que en la búsqueda de determinados toros se olvidan de otros que también tienen juego. Lo que se está perdiendo es el punto de vista del aficionado.

Este es un espectáculo donde el que paga no es ni el torero ni el ganadero, el que paga es el público y no se puede ir en contra del mismo. Lo que no puede hacer una empresa es montar una feria de espaldas al aficionado, deberían preguntarle. Esa actitud empresarial del siglo XXI donde se hace lo que una serie de monopolios quieren, es un desastre.
  
¿Qué toro le ha marcado más? ¿y la faena?

Bueno han sido muchos, llevo 45 años de ganadero y ha habido muchos toros, toros de concursos como puede ser un Castañero en Vic Fezensac, un Arguardentero en Arles o un Farolero en Zaragoza. Después ha habido muchos toros en corridas normales que me han marcado, es una trayectoria muy larga, es como una hoja de servicios muy larga donde ha habido muchas satisfacciones y otras tantas decepciones por supuesto.

En cuanto a la faena, no sabría decirle. Soy más ganadero, me fijo más en el animal que en la faena, aunque una muy completa fue hace unos años en la plaza de Hellín en Albacete, en las manos de Castaño. Fue muy bonito porque fue una faena completa, desde la salida hasta el final, en la que le cortó las dos orejas y le pidieron el indulto que, justificadamente, no le dieron, pero sí le concedieron la vuelta al ruedo.

¿Le augura un buen futuro a su ganadería?

Yo siempre he sido muy optimista, pienso que esto de ir contra corriente tendrá su recompensa algún día. Los dos estamos de acuerdo en que lo que tiene que cambiar es la actitud del mundo taurino, del sistema o del monopolio empresarial, llámelo como quiera. Esas empresas de las principales plazas tienen que buscar el interés del público y del aficionado, si eso cambia, el futuro de Prieto de la Cal es muy halagüeño. Si en lo único que nos fijamos es en el cambio de cromos y en las cinco ganaderías de siempre evidentemente yo seguiré en la periferia, en Navarra, en Francia… Seguiremos con la ganadería, pero no será un buen futuro, más que para nosotros, para la tauromaquia sabe…

¿Cómo va a afectar el Coronavirus a la ganadería?

Nos afecta en el sentido de que no podemos lidiar. Es un desastre, porque económicamente los ganaderos vivimos de lo que lidiamos. Además, hay una preocupación añadida porque a las hembras las seleccionas en el campo, pero a los machos los seleccionas en las plazas. Tengo esperanza en que en estas cosas tan graves, el mundo del toro tiene que reaccionar, tiene que ser un mundo generoso. No podemos quedarnos agazapados, no vamos a llevar toros a los hospitales, pero sí podemos regalar carne, no sé hacer algún gesto.

Cuando esto  pase, que pasará porque esto es un virus y se controlará, empezará la temporada aunque sea tarde. Tiene que haber alguna especie de gesto, la Tauromaquia no puede seguir igual de mal, hay que reaccionar y que los toreros se den cuenta de que se tienen que anunciar con otras ganaderías. Es el momento de hacerlo, hay que llenar las plazas e incluso hacerlo con generosidad. Hay que intentar que en el mundo del toro, tanto toreros como ganaderos reaccionemos y veamos lo verdaderamente fundamental, que es el toro. A partir de entonces, esos profesionales que tanta experiencia tienen se enfrenten con el toro y que todos esos animales que hoy se están lidiando, con poca sensación de peligro, de fiereza y que echan al público de las plazas, desaparezcan.  

Ir a los toros cuesta un dineral, en el plan de espectáculo de élite, si seguimos así estamos condenados al fin. Llevamos así 20 o 25 años, pero nadie reacciona, nadie habla de las propiedades de las plazas de toros, de las grandes empresas o de los grandes toreros que son los que tienen que tirar del carro.

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