lunes, 8 de diciembre de 2025

Rotundidad y mucha emoción en la despedida de Pablo Hermoso de Mendoza

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PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ/FOTOS EMILIO MÉNDEZ

Pamplona celebraba su segunda tarde de San Fermín con una corrida de rejones en la que Pablo Hermoso de Mendoza, Roberto Armendáriz y Guillermo Hermoso de Mendoza se midieron a los ejemplares de El Capea y Carmen Lorenzo. Los animales dieron opciones, con movilidad, ritmo y obediencia, destacando al tercer toro de la tarde y más importante. Antes de empezar el paseíllo se le descubrió a Pablo Hermoso de Mendoza una placa que homenajeaba la trayectoria del rejoneador navarro en la tarde de su despedida en Pamplona. Al concluir el festejo, sorprendieron a Pablo con unos mariachis que interpretaron El Rey. Salieron también sus hijas y parte de la cuadra, para que después dieran una vuelta al ruedo sobre el caballo. Pablo Hermoso de Mendoza se despedía de Pamplona en una tarde importante en la que cortó dos orejas al primero de su lote tras una faena de rotundidad. No tuvo tanto acierto con los aceros ante el cuarto, aún así, los tendidos le ovacionaron mientras daba una emotiva vuelta al ruedo.

Pablo Hermoso de Mendoza saludó al abreplaza, un toro que le apretó en tablas, pero con el que logró hacerse y llevar toreado, encelándolo en los medios, llevándolo por abajo y templado, hundiendo el primer rejón de castigo. Cambió de caballo y empezó el tercio de banderillas. El toro se movió y le pudo ligar corriendo de costado, bordeando las tablas. Le fue cambiando el paso, con la Hermosina, en unos cambios de ritmo que calaron en los tendidos, pisando terrenos comprometidos. El animal obedecía a las provocaciones del rejoneador, luciéndose en los palos. Se produjo un nuevo cambio de cabalgaduras y continuó con las banderillas, que dejó al encuentro y al quiebro, abriéndose en la cara y luciéndose con piruetas. Siguió con las cortas, una a una, envolviéndolo a toro parado. Hundió el rejón de muerte, siendo eficaz y rápido.

Pablo Hermoso de Mendoza brindó a la Casa de Misericordia. Recibió al cuarto, un toro que siguió con celo y ritmo al navarro, siguiendo el tranco que pautaba. Logró dejar el primer rejón de castigo, con el que después llevó y lidió a mano derecha. Cambió de caballo y dio comienzo el tercio de banderillas. Le corrió de lado hasta pararlo y prepararlo para el encuentro al quiebro. Se abrió y dejó con acierto aquel primer palo. Pablo Hermoso de Mendoza lo fue templando, corriéndole de lado, muy despacio, tirando del animal con suavidad. Totalmente de frente y dándole ventajas le buscó para seguir dejándome las banderillas. No faltaron las Hermosinas ni tampoco aquellas pasadas con las que trataba de templar al animal. Apuró en exceso, pero sin deslucir. En las cortas se las fue dejando una a una, frente a un toro que todavía se movía. Pinchó su faena.

 

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