La novillada garantiza el futuro
El segundo de la tarde, el menos pesado, le tocó en suerte a Tomás Rufo. Le buscó e intentó educar su embestida en el capote. Brusco y desagradecido, saliendo por alto y cabeceando. La faena se inició por estatuarios, acentuando sus defectos. Sin embargo, en el último tercio el animal empezó a humillar y colocar la cara con una respuesta templada en la que se dejó llevar por la mano baja y lenta de Tomás Rufo. La espada fue certera, en lo alto.
«Ojinegro» salió suelto y desinteresado en el capote de Fernando Plaza, le costó encelarse. Inició la faena por estatuarios, para después configurar tandas completas y ligadas fuera del tercio. Con sosería y sin prontitud tomaba la tela sin interés. Fernando Plaza se estiró, dándole amplitud, pero sin lucimiento con una salida vacía. El astado dobló al segundo intento con la espada y un único golpe de verduguillo.
Marcaba el ecuador, un astado abstraído en la tela de El Rafi. Toreó con solvencia a un toro con las querencias muy marcadas y con un comportamiento agresivo y buscón que medía. El espada le dejaba con desmayo la muleta en la cara, para tirar de él y trazar un nuevo natural. Lo sujetó sin deslucir en la faena. Ralentizó a base de clase y buenas maneras, pero no había repercusión. La suerte suprema la ejecutó a recibir, dejando una espada baja, pero efectiva.
El quinto lo recibió por verónicas Tomás Rufo, salía por arriba con una embestida rectilínea. Marcó la faena su inicio por abajo con la muleta siempre colocada y en el morrillo del astado. El animal tenía movimiento, recorrido y repetición, algo que Rufo supo aprovechar dejándole la muleta muerta, al tiempo que empezaba a calar en los tendidos. El astado estaba ensimismado en la tela, por lo que el diestro pudo cuajar unas tandas muy toreras en las que le buscaba por abajo con desmayo. Mató con aseo y rotundidad.
Cerraba el festejo, un astado que apretaba y se quedaba corto en el saludo capotero de Fernando Plaza. En la faena había que llevarlo muy tapado, sometiéndole pero sin llevarle la contraria, pues empezaba a defenderse. Salía por arriba con embestidas desordenadas, algo que se suavizó al sacarlo del tercio. Muy medido y ajustado se paseaba con la cara alta y con agresividad. Se mantuvo firme y arriesgó en las distancias cortas. Cerró por bernardinas y una estocada defectuosa, que le llevaría a intentarlo de nuevo.
Las Ventas (M). Novillos de Fuente Ymbro para El Rafi, silencio y silencio; Tomás Rufo, oreja y oreja; Fernando Plaza, silencio y silencio.