Reseña
Los tentaderos del Batán I GUARISMO DEL OCHO |
PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
El tentadero celebrado esta mañana en la Venta del Batán ha comenzado con los recortadores, quienes han podido disfrutar de un animal con buenas condiciones. Han ejecutado saltos y quiebros ajustados y lucidos, entre los que se pueden destacar las actuaciones de Suso, Mario o Paquito.
A continuación, llegaría el turno de los espadas, que disfrutaron de un total de cuatro vacas. Sin embargo, sería la segunda de la mañana, la única que se pueda destacar, pues fue la que mayor juego y transmisión tuvo.
Diego García fue el encargado de recibir en el capote a la segunda vaca de la mañana. La frenó y logró encelar con lucimiento, aunque con algún que otro extraño en su embestida tras su salida del caballo, por alto. Nada clara. Le siguió Juan Marín, toreando por abajo, dejándosela muerta y tirando de ella con torería y buenas maneras. Fue suave, toreando a cámara lenta. Continuó Guillermo Muñoz de
Miguel, atropellado sin marcar el ritmo a la vaca. Le costó, pero supo dejársela puesta y
ligar, ahora más despacio. Le daba salida y
profundidad a los naturales. Juan le dejó la muleta siempre delante, apuntando al morrillo,
marcando bien sus entradas y salidas. Le terminó por descubrir. Cerró Guillermo Muñoz, de rodillas, buscándola por abajo, aunque sin la mirada atenta de
la segunda vaca.
Miguel, atropellado sin marcar el ritmo a la vaca. Le costó, pero supo dejársela puesta y
ligar, ahora más despacio. Le daba salida y
profundidad a los naturales. Juan le dejó la muleta siempre delante, apuntando al morrillo,
marcando bien sus entradas y salidas. Le terminó por descubrir. Cerró Guillermo Muñoz, de rodillas, buscándola por abajo, aunque sin la mirada atenta de
la segunda vaca.
Salió la tercera vaca y Asier Ruiz de la
Hermosa, nada lucido en el capote la llevó aguantándole las embestidas a
izquierda y derecha. En la muleta, sin
excederse, se dejaba llevar con amplitud. Se abría y después con los vuelos la
volvía a meter en el natural para darle salida y ligarla. Jesús Romero Rodrigo
tuvo que buscarle el sitio y la distancia a una vaca que se resistía al cite.
La posibilidad de continuidad era mínima, de uno en uno y sin transmitir. Con la derecha y por
abajo, algo más se dejó. Carlos Fernández Ruiz
envolvía bien su embestida pero sin que terminara de romper. De donde no hay no se
puede sacar la vaca daba lo que daba, no había más. Le puso empeño. También lo intentó Juan
Marín, con la derecha, tocando suave y calando en el público. Arriesgando. Supo acortar distancias
y llevarla siempre metida.
Hermosa, nada lucido en el capote la llevó aguantándole las embestidas a
izquierda y derecha. En la muleta, sin
excederse, se dejaba llevar con amplitud. Se abría y después con los vuelos la
volvía a meter en el natural para darle salida y ligarla. Jesús Romero Rodrigo
tuvo que buscarle el sitio y la distancia a una vaca que se resistía al cite.
La posibilidad de continuidad era mínima, de uno en uno y sin transmitir. Con la derecha y por
abajo, algo más se dejó. Carlos Fernández Ruiz
envolvía bien su embestida pero sin que terminara de romper. De donde no hay no se
puede sacar la vaca daba lo que daba, no había más. Le puso empeño. También lo intentó Juan
Marín, con la derecha, tocando suave y calando en el público. Arriesgando. Supo acortar distancias
y llevarla siempre metida.
A la cuarta la encelaron pero sin templarla. Carlos Fernández Ruiz
la recibía en la muleta, estirándose y buscando por abajo el morrillo. Le
dejaba los vuelos y ligaba. Carla tuvo que saltar
desde el tendido y empezar a torear a la cuarta vaca. Dándole su espacio y
citándola en el sitio, la enceló en la
tela ligando unos naturales con otros. Por su parte, José Carlos P. Ponce, empezó cruzado, tocándole pero sin continuidad. Al ralentí logró una buena
tanda por abajo. Por último, salió Carlos Fernandez
Ruiz, quien se estiró con los muletazos, intentándolo hasta el final, dejándole la franela en
el morrillo, pero sin terminar de colocarse.
la recibía en la muleta, estirándose y buscando por abajo el morrillo. Le
dejaba los vuelos y ligaba. Carla tuvo que saltar
desde el tendido y empezar a torear a la cuarta vaca. Dándole su espacio y
citándola en el sitio, la enceló en la
tela ligando unos naturales con otros. Por su parte, José Carlos P. Ponce, empezó cruzado, tocándole pero sin continuidad. Al ralentí logró una buena
tanda por abajo. Por último, salió Carlos Fernandez
Ruiz, quien se estiró con los muletazos, intentándolo hasta el final, dejándole la franela en
el morrillo, pero sin terminar de colocarse.
Se cerraba la mañana de tentaderos en el Batán con dos vacas más, una para recortes y otra para los novilleros. De esta última no hubo nada que destacar. En recortes, sin embargo, se pudieron recrean con saltos y quiebros.
El próximo fin de semana, el tentadero se celebrará el domingo a la misma hora.