La soledad del Ruedo
La soledad del Ruedo |
Hay que ser francos, ¿por qué no se llenan las plazas de toros? Da igual que sea de tercera, de primera o portátil. La realidad es que no acuden en masa como podía ocurrir en los años 60. ¿De quién es la culpa?
Pues bien no echemos la culpa a alguien en concreto, hay muchos factores que influyen, pero es verdad que si el cartel es llamativo -o la gente sabe que hay riesgo, le gusta ir por si acaso-. Vergonzoso, pero cierto.
Pero lo que no sabe mucha gente es que hace unos años, en algunos pueblos como Villarejo de Salvanés, los responsables de la casa consistorial obligaba a sus vecinos a comprar las entradas. Quizá sea este el germen de los antitaurinos “modernos” -porque antitaurinos han existido siempre-.
No se le puede obligar a nadie a ver un festejo, se le puede acompañar para intentar impresionarla y captarla. Solo se crean verdaderos aficionados cuando alguien se preocupa de explicar la base de la Tauromaquia.
Plaza de Toros de Las Ventas en 1968 I Algecirascuartoc
Los ruedos no están arropados por el público, un público cada vez más torerista que solo acude a la plaza para ver a sus toreros. Un torero, a excepción de alguno, no es garantía de ver la faena soñada. No siempre es así.
Cada tarde es un mundo y de todas las tardes se puede extraer conclusiones que contribuyen al desarrollo de la Tauromaquia.