La
humildad logra la Puerta Grande en Villacañas
Uceda Leal, Sánchez Vara y Raúl Rivera en Villacañas I PATRICIA PRUDENCIO |
Villacañas
celebra una corrida de Mollalta para Uceda Leal, Francisco Javier Sánchez Vara
y Raúl Rivera. Todo ello en el marco de sus fiestas patronales, con una tarde en
la que los astados fueron de un comportamiento variado. Todo variaba en función
de su edad, algunos más reservados que otros con más o menos fuerza. El mejor
ejemplar de la tarde fue el segundo del lote de Uceda Leal, comedido y
obediente al que el diestro supo medir y sin excederse en su faena. En cierto
modo hubo de todo, en la variedad estaba la expectación, los astados se dejaban
llevar si se les sabía hacer bien las cosas, como le ocurrió a Raúl Rivera,
quien se terminó haciendo con un animal que rompió con suavidad en la tela. En
cuanto a la terna todos llevaron la recompensa a su esfuerzo y torería, Uceda
Leal mostró su tauromaquia con poso y solera, quizá más ante el segundo de su
lote toreando con desmayo y un gran juego de brazos al que se acoplaron las
embestidas. Sánchez Vara tuvo ambición y determinación, sobre todo con el segundo
de la tarde, un astado al que le cortó las dos orejas, a pesar de la marcada
querencia e intención de rajarse. Por último, es necesario mencionar el buen
hacer de Raúl Rivera, con un toreo de verdad y de corazón, sentía lo que hacía
y lo ha sabido transmitir en la muleta, tanto en el tercero como en el sexto,
este último mucho más complicado. Las plazas como las de Villacañas también dan
corridas y enseñan la tauromaquia desde la humildad y el esfuerzo.
celebra una corrida de Mollalta para Uceda Leal, Francisco Javier Sánchez Vara
y Raúl Rivera. Todo ello en el marco de sus fiestas patronales, con una tarde en
la que los astados fueron de un comportamiento variado. Todo variaba en función
de su edad, algunos más reservados que otros con más o menos fuerza. El mejor
ejemplar de la tarde fue el segundo del lote de Uceda Leal, comedido y
obediente al que el diestro supo medir y sin excederse en su faena. En cierto
modo hubo de todo, en la variedad estaba la expectación, los astados se dejaban
llevar si se les sabía hacer bien las cosas, como le ocurrió a Raúl Rivera,
quien se terminó haciendo con un animal que rompió con suavidad en la tela. En
cuanto a la terna todos llevaron la recompensa a su esfuerzo y torería, Uceda
Leal mostró su tauromaquia con poso y solera, quizá más ante el segundo de su
lote toreando con desmayo y un gran juego de brazos al que se acoplaron las
embestidas. Sánchez Vara tuvo ambición y determinación, sobre todo con el segundo
de la tarde, un astado al que le cortó las dos orejas, a pesar de la marcada
querencia e intención de rajarse. Por último, es necesario mencionar el buen
hacer de Raúl Rivera, con un toreo de verdad y de corazón, sentía lo que hacía
y lo ha sabido transmitir en la muleta, tanto en el tercero como en el sexto,
este último mucho más complicado. Las plazas como las de Villacañas también dan
corridas y enseñan la tauromaquia desde la humildad y el esfuerzo.
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