Entrevista
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Fernando Cuadri I VÍCTOR PALMAR |
PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
He estado 46 años al frente de la ganadería, desde 1973 al 2019, o sea que prácticamente mi vida ha sido el campo. Cogí la ganadería con unas características muy particulares, ni mejores ni peores pero distintas, porque hablamos de un toro que tiene un cruce especial, un cruce raro. A nadie se le ocurriría mezclar Santa Coloma con Urcola o Santa Coloma con Conde de la Corte, mi padre lo hizo. Él era muy joven, tenía 35 años, pero seguramente la ignorancia es la que lo llevó a hacer esa mezcla. Cuando cogí las riendas de la ganadería hasta el año pasado he ido perfilando matices, junto con mis hermanos hemos definido este tipo de toro tan particular. Porque para mí, Cuadri es un tipo de toro único, exclusivo.
¿Diría que las característica del toro de Cuadri ha evolucionado?
Claro, quieras o no, estamos obligados a continuar con este tipo de toro. En la ganadería la consanguinidad es fundamental, algo que a la larga puede traer, y de hecho, trae problemas de formación, de abortos, es decir, de enfermedad. Por ese motivo, cada vez cuesta más trabajo mantener esta ganadería, una ganadería cortita de 150 vacas. Mis sobrinos tienen que seguir manteniendo ese toro tan característico, algo que cada vez cuesta más trabajo por la consanguinidad.
¿Qué debe tener en cuenta un torero para medirse a un astado de su ganadería?
Es un toro particular en morfología y comportamiento. El torero se da cuenta en los tentaderos, cuando vienen al campo, con el comportamiento de las vacas. Es un animal que no quiere tablas ni quiere tercio, en esos terrenos está más pendiente del callejón, porque es muy espabilado y muy vivo. Al de Cuadri hay que centrarlo en la muleta, por otro lado, el torero tiene que saber aguantarle la miradita, porque son mirones. Este es el motivo por el que requiere que el matador se cruce mucho y cuanto menos le haga por arriba mejor, hay que llevarlo obligado, bajándole la mano.
No es un toro mentiroso ni cambiante, de salida ya sabes si sirve o no, por lo que es agradecido. Cuando le haces las cosas bien, suele ser noble, una nobleza que lleva en el interior y hay que sacársela.
¿Cuál es la parte de la lidia en la que más destaca?
El tercio de varas para nosotros es fundamental y lo tenemos muy en cuenta en la selección en los tentaderos. Es cierto que no suele ser un toro espectacular en varas, son pocos los que pelean, empujando en el caballo. Ese tipo de toros son los que tienen más genio y el nuestro no suele ser de ese tipo, aunque se deja pegar y cumple. En las tientas lo tenemos muy en cuenta como condición necesaria para que la vaca se quede, aunque no es suficiente porque debe cumplir en el último tercio, en la muleta.
Y si nos adentramos en la afición venteña ¿Por qué es un toro tan querido en Madrid?
Madrid siempre ha sido nuestra plaza. Desde que cogí la ganadería ha sido mi centro y ha sido así porque Madrid es una plaza que da más que te quita. Es una plaza a la que siempre le he tenido mucho respeto. Todos los años solemos tener una camada de 40 o 45 toros, pues los 12 de mejor hechuras y de más confianza han sido para Madrid. El resultado ha podido ser mejor o peor, pero el aficionado sabe que intentamos hacer las cosas bien. También te digo, lo único que depende del ganadero es la presentación de los toros, lo demás depende de la selección y de otros muchos factores externos que no domina el ganadero. Los años que no hemos ido a Madrid ha sido porque no hemos tenido, según nuestro criterio, una corrida digna para su plaza. Esto ha hecho que la afición venteña nos tenga ese respeto, consideración e incluso cariño que nosotros tenemos por ellos. Este año no íbamos a San Isidro, porque llevamos tres años en los que las cosas han ido mal en Las Ventas y no nos merecíamos estar en su Feria, por ello vamos después, a las corridas sueltas.
¿Qué sintió en el homenaje que recibió en Las Ventas la pasada temporada?
Estaba con mi hijo y vi que el público empezaba a dar palmadas, yo pensé que eran para los toreros. En verdad, fue mi hijo quien me avisó para que mirara la pancarta que había sacado el siete. Me produjo un sentimiento de emoción y tranquilidad que me hizo sentir que durante estos 46 años, aunque las cosas hubieran salido como Dios quiera, siempre las hice con buena intención. Para mi, supuso la mejor despedida que podía tener, sin duda, el mejor homenaje que me podían hacer. Además, fue tan inesperado, sorprendente y bonito que me queda para el recuerdo.
¿Qué toro y qué faena guarda en la memoria?
El toro que más se me ha grabado fue uno que lidiamos en Madrid en 1993, se llamaba Clavellino, para mi ha sido el toro más completo que hemos lidiado en Las Ventas. Como faena, comportamiento y como torero recuerdo en 1996 a Luis Francisco Esplá con un toro que se llamaba Poleo, una faena que entendió perfectamente, haciéndole las cosas muy bien al toro y este respondiendo entregándose.
Ahora que ha pasado el testigo de la ganadería ¿Cómo es su día a día?
Esta situación la asemejo a la de un pelotón de una carrera ciclista en la que estuve un tiempo delante tirando de los demás y los demás me animaban a que siguiera el primero. Sin embargo, llega un momento en el que te pones a un ladito y le das paso a los que venían detrás, pero tú sigues pedaleando al lado. Si tú quieres que la siguiente generación siga los criterios que siempre ha tenido esta ganadería, no puedes retirarte, obviamente la responsabilidad se la dejo a ellos para que hagan y deshagan como consideren más conveniente. En definitiva, debes ayudarles y aconsejarles en lo que te pregunten y te aseguro que preguntan muchas cosas.
Yo nunca me he considerado un ganadero de lidia, he sido ganadero, pero no de lidia porque para ello debes tener unas características especiales como una buena memoria, algo que no tenía. Es cierto, que la experiencia te aporta mucho. No me he desvinculado de la ganadería, en el día a día doy una vuelta al ganado y le echo un vistazo, pero siempre dejando que sean ellos los que decidan. El toro es mi vida y me gusta seguir viviéndolo, ir al campo, observar las corridas de toros y las vacas. Pedaleo con ellos, aconsejándoles.
Por cierto, me estoy dando cuenta de que la ganadería ha quedado en mejores manos. Están haciendo cosas que yo nunca he hecho y eso me da una tranquilidad extraordinaria, porque la ganadería seguirá evolucionando, aunque tendrán que lidiar con los problemas de consanguinidad. Se van a mantener, tienen mucha afición e interés, además de ser muy trabajadores, de hecho estamos en un bachecito y van a sacar la ganadería adelante.
¿Cómo va a afectar la crisis del coronavirus?
Nos va a afectar al igual que a las demás ganaderías. El coronavirus ha supuesto un parón completamente en seco, se van a quedar muchos toros para el año que viene, con las consecuencias que eso conlleva. Unas consecuencias relacionadas con el gasto, con el hecho de aguantar la camada entera, prácticamente un año más, con el riesgo de las bajas. Creo que esta temporada están las cosas muy difíciles y para el año que viene vamos a tener mucha competencia. Por otro lado, tenemos miedo al virus y le vamos a temer, ojalá no, a las aglomeraciones. Hasta que no salga una vacuna no nos vamos a quedar tranquilos, esto va a repercutir en la fiesta.
¿Vería factible la celebración de San Isidro en septiembre?
Sí, la veo posible. Seguramente sería un poquito más corta, pero sería una buena opción que se hiciera en septiembre. Me figuro que todo tendrá su repercusión, pero empezaríamos otra vez a rodar para el mes de julio que es cuando todo esto quede medio solucionado. Además tenemos agosto de por medio y en septiembre lo creo como una opción muy probable.
¿Cuál sería el primer festejo que podría lidiar Cuadri?
Nos ha pillado con muy pocas corridas de toros, dos corridas y una novillada. La primera era en el mes de junio en Madrid, sinceramente no creo que se pueda dar; la siguiente era en Mont de Marsan (Francia) y es posible que se dé, al igual que la novillada, programada para finales de septiembre en Guadarrama (Madrid). No sé si darán San Isidro o que harán, en principio, estamos para corridas sueltas de domingo, la cual veo en el aire.