sábado, 27 de julio de 2024

Así fue la faena con la que Borja Jiménez conquistó Madrid

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PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ/FOTOS EMILIO MÉNDEZ Las Ventas celebraba su corrida de la cultura en una tarde en la que Emilio de Justo, Borja Jiménez y Roca Rey se midieron a los ejemplares de la ganadería de Victoriano del Río y Torrealta (5°Bis). La tarde la marcó la dictadura presidencial que se dejó la sensibilidad en su casa, bueno y también la vista, se cuajaron una de las mejores faenas de la Feria, habiendo un acople casi perfecto entre Borja y “Dulce”, pero que el presidente no vio o no le interesó ver. La plaza se lo recriminó descarada y acertadamente, siendo su decisión una falta de respeto al ganadero, al torero y los aficionados. Los animales fueron variados en entrega y comportamiento. Hubo movimiento, pero en algunos casos sin ningún orden, en otros casos se vinieron a menos en el desarrollo de la faena… En líneas generales, fueron manejables y llevaderos, permitiendo las faenas, aunque sin la transmisión para el triunfo. Sin embargo, el más destacado y, posiblemente, el mejor toro de toda la Feria fue el segundo de la tarde, de nombre “Dulce” al que se le negó y robó la vuelta al ruedo. El sobrero de Torrealta se movió y siguió la tela, permitiendo a Borja cortarle su segunda oreja en la tarde, siendo esta su llave para la Puerta Grande. El animal embistió con clase, , entrega y cómo vendió su muerte… fue un conglomerado de lo mejor. Emilio de Justo estuvo firme y voluntarioso con un primero que le exigió y al que trató de imponerse. Se le fue viniendo a menos el cuarto y las opciones de triunfo se fueron esfumando. Borja Jiménez encontró expresión y acople con un extraordinario toro de Victoriano del Río al que cortó la primera oreja de la tarde, que bien pudieron ser dos, pero que el presidente negó, al igual que hizo con la vuelta al ruedo para el animal. Su faena al quinto tuvo los argumentos suficientes para que Borja pudiera cortarle la oreja, pero incomprensiblemente el siete la protestó. Para Roca Rey su faena ante el primero de su lote se fue viniendo a menos. El sexto fue un toro manso que terminó toreando en tablas. Borja Jiménez se fue dispuesto a todo a la puerta de chiqueros para recibir al segundo de la tarde con una larga cambiada de rodillas que después continuó por chicuelinas, luciéndose con el capote. Siguió el quite por vizcainas y talaveranas. Inició la faena recibiendo a un toro en la tela que se arrancó con viveza viniéndose desde lejos y al que después dio sitio y tiempo antes de seguir y atarlo en corto y por abajo. Continuó con la mano derecha, dando sabor y gusto a una tanda que desarrolló encajado, con despaciosidad, cadencia y mucho temple.  El toro tenía una fijeza impecable siguiendo la tela, pudiendo llevarlo cosido. Cambió al natural, en los terrenos del tendido siete, donde menos molestaba el aire. El toro siguió con celo las directrices del sevillano, pidiendo más tela, saliendo del natural humillado. Tenía nobleza, prontitud y obediencia el de Victoriano del Río, pudiendo sacar a relucir, hoy sí, su expresión. Metió la mano con acierto.    

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