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GUARISMO DEL OCHO
El tercero de la tarde salió acusando su falta de fuerza desde los inicios, por lo que José María Manzanares lidió a su favor con el capote llevándolo muy ligado hasta los medios donde con una revolera, lo dejó preparado para el cambio de tercio. Una vez con la muleta, el diestro de Alicante fue creando una faena en la que logró templar las bruscas embestidas del animal. El de Santiago Domecq repetía a regañadientes sacando la cara por alto a modo de defensa ante el poder de la muleta de Manzanares. Ligó en redondo templados muletazos que el publicó no dudó en agradecer con olés que hicieron retumbar la plaza. Dosificando al máximo las virtudes del toro, Manzanares deleitó con buenos naturales y mató de una gran estocada. Paseó la primera oreja de la tarde.
Devuelto el sexto de la tarde, salió el segundo sobrero de la tarde al que Manzanares toreó con tremenda belleza a pies juntos con el capote. El toro, muy flojo de fuerza y sin entrega, creó ocasiones de peligro que Manzanares tapó a base de sometimiento y poder. Entregado el alicantino, logró cuajar tandas de gran belleza toreando en redondo que llegaron al público. El palco le negó la oreja que pidió el público y terminó saludando una fuerte ovación.
Daniel Duarte saludó una gran ovación tras banderillear al tercer toro.
Mambrú se desmonteró en el sexto (bis) tras un gran tercio de banderillas.