martes, 24 de junio de 2025

Carmina Roldán Laguna: «Álvaro nació con un don especial»

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PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

Carmina Roldán Laguna, madre del novillero Álvaro de Chinchón, es la protagonista del especial de Guarismo del ocho en el Día de la Madre. A través de esta entrevista, refleja cómo es ser la madre de un torero, una profesión de sentimientos encontrados en la que siempre ha estado a su lado, apoyándolo, a pesar de las grandes dificultades que atraviesa. Sabe que no es un mundo fácil y, aunque todavía no puede verlo torear, siempre lo acompaña a las plazas, porque ver su cara a la hora de hacer el paseíllo o de las vueltas al ruedo o de cortar las orejas, no lo cambia por nada.

¿Cómo fue ese momento en el que Álvaro decide que quiere ser torero? ¿Qué fue lo que sentiste?

En ese momento él iba con aficionados, con su padre, a Villaconejos, por ejemplo, a una ganadería. Lo vimos como que iba a probar y no creíamos que fuera a ir a más, pensábamos en que se iba a relacionar con un mundo muy bonito, pues le iban a enseñar unos principios fantásticos. Eso era con lo que me quedaba, de que le iban a formar en un mundo muy bonito, pero
nunca pensé en más. Sin embargo, empiezas a ver que eso ya comienza a ser una realidad, más allá de un hobby y aquello fue muy complicado.

Siempre digo que este mundo son sentimientos encontrados, porque quieres que tu hijo, por un lado, esté puesto y triunfe, como toda madre, pero por otro lado piensas que si dijera que lo dejaba ya, a lo mejor también me quedaría un poco como más tranquila. Pero siempre le apoyo al cien por cien y si no le ponen encima me cabreo.

¿Había antecedentes familiares? ¿Es el primero que decide dedicarse profesionalmente?

Todo le viene porque en casa, su padre es un gran aficionado y de pequeño le llevaba y él observaba, pero nada más. Nosotros no tenemos ningún antecedente de familia de torero y quizás por ello cuesta más asumirlo.

Son muchas las madres que prefieren no acompañar a sus hijos en las tardes que torean ¿Tú prefieres estar con él en la plaza?

Yo voy, me encanta verlo en el paseíllo y esa cara no me la quiero perder. Cuando él torea me tengo que marchar, me hago mis rezos y me comunican cuándo ha matado, una vez que lo ha hecho entro a la plaza, porque tampoco me quiero perder esa vuelta al ruedo, ese sentimiento de esperar si le dan la oreja. Sin embargo, de momento no puedo verlo torear, solo lo he visto en la escuela, porque es como una plaza más familiar, más pequeña y la he visto desde que empezó ahí con 12 años.

Una de las tardes que recuerdo fue en El Álamo, cuando debutó con caballos. Ahí sí pude ver ciertas cosas, porque fue muy emocionante, le brindó el toro a su padre y aquella tarde era un sueño. Disfruté de la cara que se le puso, que como madre, conoces a tu hijo y pude ver esa cara de satisfacción después de la lucha que lleva a diario. Aquella cara no tuvo precio.

Y en casa… ¿cómo se viven los días previos a los festejos? ¿Cómo es Álvaro en casa?

Él es muy tranquilo, no nos transmite nada. Solamente hablamos de si van a venir a casa a cambiarse, qué es lo que necesita de sillas y toallas para luego ducharse, pero poco más. Intentamos hablar de otros temas, si ha ido al encierro, si va a ir al sorteo, pero poco más, porque a Álvaro no le gusta hablar de esas cosas, es muy reservado y como es tan reservado en casa lo justo de los preparativos. Incluso le pregunto por el traje que se va a poner y siempre me dice que lo pensará. Él es muy perfeccionista de sus cosas y muy reservado, entonces cuando mucha gente me pregunta por cómo le he visto o si estaba nervioso, siempre les digo que si estaba nervioso no nos lo ha transmitido.

Sin embargo, es un mundo complejo, de sentimientos encontrados… ¿Cuáles son las dificultades y obstáculos por lo que debéis pasar día a día?

Una de las mayores dificultades es las pocas novilladas que se están dando, que entendemos que son caras. Además, siempre he pensado, al igual que su padre, que el entrenamiento, el campo, el ponerse el traje de luces es fundamental. Sin embargo, al haber tan pocas novilladas con picadores, muchas veces te desanimas y lo hemos hablado mucho en casa, porque esto cada vez se complica más. Además, curiosamente, si tú das una vuelta al ruedo en Las Ventas y en Sevilla, ves que no ha servido de mucho.

Él tiene claro hasta dónde quiere probarse. Él quiere continuar y aunque haya tropiezos se levanta y sigue.

No nos quedemos con ese sabor amargo, ¿recuerdas alguna anécdota entrañable de todos estos años?

Una anécdota muy bonita fue cuando cuando me llama desde Francia para contarme que he seguido en el certamen, que se ha clasificado, que le dieron la vuelta al ruedo y le subieron  a un escenario… Me pusieron por vídeo aquel momento, en aquel escenario, con todos los franceses aplaudiéndole y que llegue un señor que le da un sobre y le dice toma este sobre te le llevas tú  para casa… Ese entusiasmo, con esa afición tan bonita, se me ha quedado en la retina para siempre. La gente no sabe con qué poco se les puede poner tan contentos a los novilleros, el hecho de hacerles sentir valorados y reconocer todo su esfuerzo.

¿Qué mensaje le podrías lanzar como madre a Álvaro para siga adelante y persiga sus sueños?

El mensaje que le suelo mandar siempre y le digo es que disfrute, que él salga a la plaza a dar todo lo que él sabe. Él nació con un don especial, entonces cuando sale el novillo que a él le gusta, quiero que lo disfrute al máximo y que nos lo transmita. No debe cambiar nunca, él es un toreo muy clásico y siempre le decimos que si no le sale el novillo ya habrá otro.

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